Me gustaría tocar en primera instancia acerca de qué es la sostenibilidad; para esta palabra existen múltiples definiciones, sin embargo, estas se pueden englobar en el desarrollo sustentable que se define como “aquel proceso mediante el cual se satisfacen las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.
En este sentido el turismo y el desarrollo sustentable van casi de la mano, pues el turismo puede aportar fondos significativos para diversas causas importantes tales como para la conservación del medio ambiente, para establecer políticas sustentables de desarrollo y para preservar la cultura y la historia del lugar que se visita. Sin embargo, el turismo sustentable es una tarea que implica mucho compromiso y, sobre todo, que debe tener una estructura con bases solidas para implementarlo de forma efectiva.
Para ello entonces, también me gustaría hablar de un programa de turismo sustentable y bueno, ¿qué es un programa de turismo sustentable? este programa es una iniciativa de la Secretaría de Turismo que tiene como objetivo generar el desarrollo sustentable de la actividad turística, mejorar las condiciones en los destinos turísticos de México y elevar el nivel de vida de los pobladores de los destinos turísticos.
En el caso del Estado de Puebla, los esfuerzos de la secretaria de Turismo del Ayuntamiento de Puebla, Lirio Azahalia González Luna, por apegarse a este programa están en centrados en la búsqueda por consolidar un turismo que sea eje de prosperidad para los habitantes de los barrios y de las juntas auxiliares, pero también en la ardua tarea por impulsar un turismo “incluyente” el cual permita la llegada de todo tipo de visitantes, una mayor participación ciudadana, el respeto al medio ambiente y sustentabilidad en los proyectos.
Las estrategias que comienzan a implementarse por la secretaría de Turismo del Ayuntamiento de Puebla para alcanzar ese turismo incluyente es que el sector que se vea favorecido a partir de esta práctica sea aquellos que se dedican a fabricar artesanías, a gente que hace recorridos turísticos, a aquellas pequeñas y medianas empresas que se dedican a ofrecer servicios gastronómicos típicos de la región, entre otros prestadores de servicios recreativos. Sobre todo, la estrategia también se centra en dejar atrás las formas de turismo destructivo sin planificación alguna y que incluya la participación local y el respeto a la cultura y al medio ambiente.
Considero que esta cuestión, en donde los ingresos que captan los lugares turísticos y culturales sirvan para hacer partícipes a los pobladores, sobre todo a los que viven gracias a esta actividad, debe de ir tomando cada vez más forma e importancia, no solo como lo está haciendo Puebla, sino, para todo México. Pero también recalco que no es únicamente una tarea de los municipios ni de los gobiernos, sino que es una tarea y hasta responsabilidad en conjunto de toda la población.
María José Zaragoza Fuentes
