Lo que no sabías de “La Catrina”

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Si hay algo que tienen en común un altar de muertos y un panteón es la Catrina. Conocida también como la muerte o la huesuda es uno de los personajes que comienza a aparecer entre las calles de distintas ciudades de México, diciéndole al mundo que es tiempo de recordar a aquellos que ya se han ido

Es por ello, que el Día de Muertos es una de las fechas más especiales del año en México, en el que el país se llena de velas, flores icónicas, calaveras y tradiciones que durante estas dos noches se pasean por la ciudad.

Y aunque hay muchos mitos que se relacionan con ella, algunos de los más antiguos corresponden a la civilización mexica. De esta se desprende la existencia de Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl: unos esposos que se encargaban de regir el inframundo y ver o ignorar a las almas que llegaban a él. Mictecacíhuatl era conocida por ser la figura femenina que actualmente rige el Día de Muertos a través de su representación en forma de esqueleto humano y vestida de gran señora.

Puede ser que su relevancia no era muy elevada entre la civilización mexica, pero una vez al año se les hacía un sacrificio humano. Para comprender su rol, es importante saber cómo se constituía el inframundo.

Se dice que esta fue una de las pocas figuras que sobrevivió tras la conquista, pues se cuenta que los indígenas escondían vestigios de sus antiguos dioses dentro de los nuevos, haciendo pequeños hoyos dentro de la mera de un santo por poner un ejemplo, mientras rezaban en silencios las oraciones que para ellos ya eran conocidos.

Se cree que el culto a esta deidad se transformó en una mujer en tiempo de la Colonia, pues se le veía rondando los campos y ‘robándole la vida’ a los hacendados que hacían sufrir a ‘sus hijos’ sí, esta pequeña historia de Mictecacíhuatl también tiene una sutil conexión con la de ‘La Llorona’.

Con el paso de los años, la mujer y el inframundo se vieron conectadas por la representación de la fertilidad de la tierra, mostrando que después de ella también había vida, pues para las distintas culturas que se encontraban en México, la muerte no era el fin, sino el inicio de una nueva vida: un ‘nacimiento’.

En fin, con el paso del tiempo la catrina se convirtió en parte de la historia contemporánea de México.

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